viernes, 8 de mayo de 2009

El Fin del Juego.


El terrible hedor que estaba encerrado en la habitación a causa de la falta de ventilación comenzó a marearme mientras que mis ojos trataban de acostumbrarse a la oscuridad de este.

Siento una fuerte punzada en mi pierna y al intentar encontrar la fuente del dolor percibo que mis manos se encuentran atadas por lo que parecen cadenas ya que el peso no me permitía moverme libremente.

Siento una gran confusión, más que miedo es una ansiedad de querer saber que sucedió, solo recuerdo a aquella dama que se encontraba sola en el bar del pueblo la cual me otorgo la popularidad de don Juan ante mis amigos y esa extraña forma en la que me miraba.

Mis pensamientos se turban al escuchar un gran estruendo lo que parece ser un objeto de vidrio, probablemente un espejo, se ha roto. El ruido provoca un sobresalto de mi parte, logrando que el dolor de mi pierna aumente.

Trato de volver a pensar para mi mismo, analizar la situación pero me doy cuenta que debo ser realista y prepararme para lo peor, provocando que una ola de horror invadiera mi mente y llevándome al llanto.

Puedo escuchar pasos, al parecer algo o alguien esta bajando unas escaleras lo cual me hace suponer que me encuentro en un sótano o alguna especie de habitación subterránea. Todo quedo en silencio, solo escucho el sonido de mi respiración entrecortada por la preocupación de quien o que era lo que provoca esos pasos.

Frente a mis ojos se abre una puerta cegándome por un instante la filtración de la luz de la luna que entraba desde unos ventanales que están detrás de aquella silueta. Estoy en shock, no hago ni un solo movimiento con la esperanza de que pueda pasar desapercibido y aquella figura se marche pero muy en el fondo sabia que no seria así.

La silueta se aproxima, después de unos cuantos pasos se inclina sobre mi, cierro los ojos a causa del gran temor que me esta inspirando la situación y solamente puedo sentir el gran dolor de un objeto penetrando mi ya torturada pierna. El objeto es muy filoso y recorre presionando fuertemente de extremo a extremo mi miembro ya inútil.

Solo puedo gritar y sollozar suplicando que se detenga, suplicando mi muerte para ya no sentir dolor. La herida hacia arder mi sangre y mi cabeza no soporta tal muestra de sufrimiento.

Ahora toma mi brazo y comienza a cortar de la altura de mi codo hasta la extremidad de mis muñecas lo que hace que mis venas queden destrozadas y que mi sangre corra por aquellas cadenas que me aprisionan.

A causa del dolor comienzo a caer en la inconciencia, solo puedo escuchar la satisfacción del ser que me tortura por esa risa que parece aumentar a la vez que mi vida iba acabando.

Voy a morir, estoy seguro, estoy sangrando y aun me encuentro encadenado a aquella pared que seria el único testigo de mi muerte. El olor de la mezcla de la descomposición que es el aroma particular de aquel cuarto con mi sangre provoca en mí una repulsión que disminuye al ritmo en que mis ojos se cierran lentamente.

Siento el tacto de unas manos frías tocando mi rostro y solo percibo las palabras que estoy seguro que serán las ultimas que escuchare en mi vida…”siempre juntos”.

Solo puedo pensar para mi mismo: “Es ella”, esa voz dulce que me había hablado en mi ultimo recuerdo de libertad y ahora era quien me condenaba a la muerte.

Solo estoy seguro de algo, todo ha terminado.

(Asi terminara el juego ke kires jugar...y are valer la promesa ke me isiste...)

1 comentario:

Ignacio... dijo...

me encanto el texto...
el relato fue minucioso, y super realista..

cuidate
nos estamos comunicando

chaus